Los Atlantes de Tula: guardianes de piedra y enigmas ancestrales

Al explorar la historia, la creación y el significado de los Atlantes de Tula, se desvela la grandeza de la civilización tolteca. Estas impresionantes figuras, que una vez sirvieron como símbolos de poder y espiritualidad, siguen siendo hoy un testimonio vivo de la rica y compleja historia de Mesoamérica. A través del estudio de estas esculturas, hemos podido entender mejor la cultura tolteca y su influencia duradera en la región. Los toltecas, una civilización precolombina que floreció en Mesoamérica desde el siglo X hasta el siglo XII, han dejado un legado cultural y arquitectónico de gran importancia.

Los Atlantes de Tula, una maravilla del pasado

  • El Atlante de Tula es una de las manifestaciones más emblemáticas de la cultura tolteca, destacándose no solo por su imponente tamaño y diseño, sino también por su rica simbolización y relevancia histórica.
  • Los guerreros toltecas también portan una mariposa de fuego, la que se puede apreciar en el pecho y es representación de Dios Xiuhtecuhtli o “Señor Precioso”, una de las deidades más antiguas y características de los pueblos semi nómadas del norte.
  • La caída de la ciudad de Tula se debió a varios factores, incluyendo cambios políticos y sociales en la región, así como la invasión de tribus nómadas del norte.
  • La estructura es, por lo tanto, una muestra de la gran destreza que tenían los toltecas para labrar piedras.
  • El Atlante de Tula son cuatro grandes esculturas de guerreros que se encuentran en la cima de un templo en el centro del sitio arqueológico.
  • Aunque existen varias teorías, se cree que los Atlantes representaban a los guerreros de élite de la sociedad tolteca, posiblemente relacionados con el culto a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, una de las deidades más importantes de Mesoamérica.

En Hidalgo se ubica el Corredor Turístico de la Montaña, donde Huasca de Ocampo emerge encantador a tan sólo 40 kilómetros de Pachuca. En la plaza Principal se construyó un altar debajo del cual se ha descubierto un escondite con 33 vasijas, muchas de ellas fabricadas en Culhuacan, en el centro de México, así como figurillas huecas procedentes de diversos sitios del valle. Frente a él, se encuentra un Chacmool, figura reclinada de un sacerdote en cuyo pecho descansa un recipiente en donde se depositaban ofrendas a los dioses. A 88 km de Pachuca, la capital de Hidalgo, y 93 km de la ciudad de México.Carretera Tula-Iturbide km 1. En su marcha hacia el sur, este grupo de exiliados fusionaron su cultura y tradiciones con los mayas y construyeron Chichén Itzá su nueva capital.

Al subir las escaleras ahí estaban, frente a mi por fin esos guerreros de piedra ¡los Atlantes de Tula, que felicidad! Un dato interesante que aprendimos estando ahí fue que estos enormes guerreros no estaban a la vista del pueblo, ya que servían de apoyo al techo del templo que se encontraba precisamente ahí. Después de ahí nosotros nos imaginamos que seguramente si era un templo, el pueblo común y corriente no podía acceder a él, ya que hay que recordar que este tipo de lugares estaban reservados solo a la clase alta y a los sacerdotes. Al llegar buscamos una tienda para comprar algunas provisiones, ya que como habíamos perdido tanto tiempo, no tardaríamos en tener hambre. En la tienda preguntamos que si donde se tomaba la combi para ir al sitio arqueológico, la señora muy amablemente nos dijo a donde ir. En coche, es necesario salir de la Ciudad de México por el norte sobre la autopista 57D.

Según la mitología tolteca, los Atlantes representaban a los guerreros que protegían la ciudad de Tula de ‍los peligros externos. eotravel Su postura erguida y ‍su ‌mirada desafiante simbolizaban la fuerza‍ y el valor de los guerreros‌ toltecas. Además, se cree que⁤ los Atlantes también tenían una función ritual, posiblemente participando en ceremonias religiosas o ​actos de ​sacrificio.

Algunos historiadores afirman que fue durante su reinado cuando se construyeron los atlantes, aunque este hecho no ha podido ser probado con certeza. Las cuatro estatuas se encuentran en la parte superior del templo llamado Tlahuizcalpantecuhtli (templo de la Estrella de la Mañana), una pirámide que estaba destinada a rendir culto al dios Quetzalcoatl. Si hemos despertado tu curiosidad y quieres ver estos cuatro imponentes guerreros, te contamos ya cómo llegar a los Atlantes de Tula. Eso sí, partimos del hecho que estás alojado en Ciudad de México, ya que este es el destino más común entre los viajeros y, por ser la capital del país, también el más céntrico. Sin embargo, las pugnas entre los distintos sectores y la entrada de nuevos grupos étnicos, como los mexicas, provocaron su inestabilidad; esto coincide con la destrucción de este centro ceremonial y su abandono. Alrededor del 900 d.C., se construyó el conjunto denominado Tula Grande, donde se localizan la mayoría de los edificios.

¿A qué cultura mesoamericana corresponde la zona arqueológica de Tula?

Esta se encuentra ubicada en el municipio Tula de Allende, aproximadamente a 1.5 kilómetros al sur del centro de la ciudad. Desde la Ciudad de México son alrededor de 2 horas en auto particular, y desde la capital hidalguense Pachuca, 1 hora 5 minutos. Se cree que fue adoptado como deidad por los toltecas, y por algunas otras culturas se le asoció con Xolotl quien se dice que fue su hermano gemelo. En el Calendario Mexica, Tlahuizcalpantecuhtli es el patrón de la trecena que empieza el día Ce Cóatl (1 Serpiente) y que finaliza con el día Mahtlactli Omei Ollin (13 Movimiento).

Mejor conocida como Tula, Tollan-Xicocotitlan, del náhuatl “Lugar de Tules o juncos”, fue la capital del estado Tolteca. Los relieves evocan personajes históricos, su indumentaria y los atributos que indican su rango y características físicas. El Palacio Quemado, representan individuos tanto de pie como recostados y a la fecha siguen siendo figuras enigmáticas y se desconoce cómo llegaron ahí y cómo fueron esculpidas. Miles de visitantes han visitado esta zona y subido a la pirámide para admirar de cerca las imponentes figuras que son el emblema de Tula y de esta enigmática civilización.

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Las figuras representan a uno de los dioses más reconocidos de la cultura mesoamericana, Quetzalcóatl, un dios mitad quetzal y mitad serpiente que creen fue el dador de la vida y de la luz. Para llegar a la zona arqueológica de Tula de Allende puedes viajar sobre la autopista México-Querétaro número 57. Toma la desviación en el kilómetro 77 hacia la ciudad de Tula de Allende y sigue los señalamientos viales. Cada equinoccio de primavera (20 o 21 de marzo) este centro ceremonial se llena de turistas que llegan con la intención de recargar la energía y ser parte de ese misticismo que encierra la historia tolteca.

Si se observa con cuidado en su visita a la ciudad, podrá encontrar algunas casas viejas con cabezas de serpientes prehispánicas empotradas en sus paredes. Según la leyenda el rey tolteca Topiltzin fue expulsado de Tula y huyó a la península de Yucatán, donde alentó un renacimiento cultural. Las bases del templo y del Coatepantli o muro de las serpientes, se decoran con frisos de serpientes, águilas y jaguares que devoran corazones humanos. Durante su mayor apogeo, Tula abarcaba 16 kilómetros cuadrados y se calcula que su población era de más de 40 mil personas. Aunque los arqueólogos descartan estas ideas, lo cierto es que la técnica de construcción y el proceso de transporte de estas piezas aún generan debate.

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